30 de junio de 2025
Con protestas masivas en localidades como Oberá y San Pedro, los yerbateros reclaman la restitución de la regulación del INYM y denuncian que la liberalización impulsada por el DNU 70/2023 favorece a grandes empresas, dejando a los pequeños productores en una situación insostenible.
Misiones, corazón de la yerba mate argentina, enfrenta una de las crisis más profundas de su historia reciente. El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023, firmado por el presidente Javier Milei, eliminó la facultad del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) de fijar precios mínimos para la hoja verde. Esta medida ha dejado a los pequeños productores expuestos a las reglas de un mercado dominado por grandes empresas industriales.
Actualmente, los productores reciben entre $180 y $220 por kilo de hoja verde, mientras que el costo de producción estimado por el INYM ronda los $352, y los reclamos del sector productivo exigen un valor de $420 por kilo para garantizar sustentabilidad económica. A esto se suma una sobreproducción en 2024, que alcanzó 986.7 millones de kilos, y una sequía prolongada que afectó la calidad de la cosecha.
El mercado está altamente concentrado: Las Marías, Playadito (Hreñuk S.A.), Amanda (Establecimiento Santa Ana) y la Cooperativa Liebig controlan cerca del 80% del proceso industrial y comercialización, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). En contraste, el 90% de los productores son pequeños, con menos de 10 hectáreas de cultivo, y sin capacidad para defender sus precios o acceder a canales de comercialización directa.
Las manifestaciones, que incluyen tractorazos, cortes de ruta, y encadenamientos simbólicos, expresan la desesperación de las 35.000 familias que viven del cultivo, cosecha y procesamiento artesanal de la yerba.
En mayo de 2025, un acto encabezado por Karina Milei en Oberá debió ser suspendido ante la irrupción pacífica pero contundente de tareferos que gritaban: "No somos la casta, somos tareferos".
El gobernador Hugo Passalacqua ha manifestado su desacuerdo con la desregulación, pero los productores advierten la ausencia de medidas concretas. Algunas propuestas emergentes incluyen:
Fortalecer el rol de las cooperativas locales.
Establecer una Denominación de Origen (DO) para la yerba misionera.
Impulsar canales de venta directa al consumidor, como ferias o plataformas digitales.
En el Partido de La Costa, donde el mate es más que una bebida-es un ritual que reúne generaciones-, la crisis se sigue con atención. "El mate une a las familias, pero en Misiones están luchando para sobrevivir".
Este vínculo cultural convierte el conflicto misionero en una preocupación nacional. La yerba no solo se consume: se celebra, se regala, se comparte. Y si desaparecen los pequeños productores, desaparece parte del alma del mate.
La lucha yerbatera en Misiones no es únicamente por el precio justo de la hoja verde. Es por el derecho a vivir de la tierra, por la preservación de una identidad cultural y por un modelo económico donde el Estado regule para equilibrar las fuerzas del mercado.
En el Partido de La Costa y en toda la Argentina, el mate seguirá siendo símbolo de encuentro, pero su futuro depende de políticas públicas que no dejen atrás a quienes lo cultivan.La desregulación impulsada por el DNU 70/2023 de Javier Milei ha profundizado la crisis en Misiones, donde los pequeños productores de yerba mate luchan por sobrevivir frente a un mercado concentrado y precios insuficientes.
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